Sin embargo, desde la creación de los primeros Parques Nacionales a finales del siglo XIX, los gobiernos y las grandes organizaciones conservacionistas expulsan a los pueblos indígenas de sus tierras. ¡Aseguran que es necesario proteger la “naturaleza” de las mismas personas que moldearon estos entornos únicos!
Por toda África y Asia los pueblos indígenas se enfrentan a una violencia atroz para mantenerlos fuera de las tierras que son su hogar, ahora convertidas en Áreas Protegidas, y la “conservación” se ha convertido para muchos de ellos en la mayor amenaza para sus vidas y formas de vida. El aumento de las Áreas Protegidas podría convertir este acaparamiento de tierras en el mayor del mundo.
Este modelo de protección de la naturaleza devasta a sus guardianes originales, viola flagrantemente sus derechos y no aporta nada a la biodiversidad, pero está tan arraigado en la forma de implementar la conservación que necesitamos tu apoyo para cambiarlo.
Los pueblos indígenas y sus derechos deben estar en el centro de la lucha contra la destrucción del medio ambiente y el cambio climático.
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Conservación colonial: fundamentada en el racismo y la violencia
La idea que subyace a la conservación colonial, también llamada a menudo “conservación de fortaleza”, hunde sus raíces en la creencia colonial de que los indígenas no pueden gestionar sus propias tierras.
Steve Gartlan, antiguo director nacional de WWF en Camerún, estaba convencido, por ejemplo, de que “no es realista ni responsable traspasar el deber de protección de estos ecosistemas únicos a las comunidades locales, que no tienen ni los recursos ni la educación biológica necesarios para gestionarlos”.
Estas ideas, que perviven en la conservación hasta nuestros días, se basan en el racismo, se defienden con una pésima ciencia y se utilizan para justificar el robo de tierras indígenas. Es colonialismo encubierto: poderosas organizaciones roban a los pueblos indígenas sus territorios y recursos mientras afirman salvar el planeta.
A través de documentales impactantes, el apoyo de famosos y materiales educativos, los conservacionistas han popularizado durante mucho tiempo una visión de la conservación que considera la presencia humana, sobretodo la de la población local, como una amenaza para la naturaleza. Este modelo se ha venido desarrollando durante más de 150 años en contraposición a las visiones indígenas sobre la tierra.
En lugar de apoyar los derechos de los experimentados guardianes indígenas , los conservacionistas los tratan como intrusos en un espacio que imaginan como “natural”, “prístino” o “salvaje”. Este mito falso y engañoso de lo “salvaje” se utiliza para describir lugares, como la Amazonia y la cuenca del Congo, que han sido conformados y habitados por pueblos indígenas durante generaciones, y se utiliza para justificar la violación de sus derechos y el robo de sus tierras.
Una misión global
En la actualidad, los gobiernos del Norte Global canalizan miles de millones de dólares y dinero de los contribuyentes a través de grandes organizaciones conservacionistas para financiar proyectos en el Sur Global, lo que determina cómo se lleva a cabo la conservación en los territorios de los pueblos indígenas.
Grandes y conocidas organizaciones conservacionistas, como WWF, WCS y African Parks, promueven la creación de Áreas Protegidas, asesoran a los gobiernos, controlan los fondos destinados a grupos locales y gestionan (o co-gestionan) Áreas Protegidas, a veces del tamaño de países enteros.
A menudo, los pueblos indígenas sólo se enteran de los planes de apropiación de sus tierras cuando comienzan las expulsiones.
Para mantener alejados a los indígenas, guardaparques financiados y apoyados por la industria de la conservación queman casas, expulsan a las familias y cometen abusos horribles: palizas, torturas e incluso asesinatos. Las mismas organizaciones tachan estos abusos como excepeciones esporádicas. Pero investigaciones independientes demuestran que el problema está muy extendido y arraigado en el modelo militarizado de conservación de fortaleza.
“WWF llegó a nuestro bosque, puso límites sin nuestro consentimiento y nos dijo que ya no podíamos ir allí. Los guardaparques pegan a la gente, pero no protegen a los elefantes”. - Indígenas bakas del Congo
“No queremos dinero. Queremos vivir libres en el bosque. Los pueblos, el bosque y los animales somos una sola cosa”. - Hombre de Jenu Kuruba, India
Una vez que les han robado sus tierras, los indígenas pasan a depender de limosnas, a menudo procedents de las mismas organizaciones responsables de sus expulsiones, que afirman “compensar” la pérdida de sus derechos proporcionándoles “medios de vida alternativos”. No pueden alimentar a sus familias, visitar las tumbas de sus antepasados, ni transmitir sus conocimientos a sus hijos. Destruye a los pueblos indígenas y sus vínculos únicos con sus tierras.
Mientras tanto, turistas de pago y cazadores de trofeos “exploran” sus tierras ancestrales por diversión e instituciones como la UNESCO o la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) elogian estos lugares como Patrimonio de la Humanidad o como barreras a la destrucción medioambiental.
¿Te resulta difícil de creer? Pues escucha algunos testimonios de indígenas que han sufrido delitos contra la conservación:
Las organizaciones conservacionistas, y los gobiernos que las financian, son conscientes de las atrocidades cometidas desde hace muchos años, a menudo décadas, pero siguen apoyando la conservación colonial, dejando de lado la gestión indígena de la tierra. Algunas organizaciones de conservación han encubierto denuncias de abusos.
Su imagen mimosa ha hecho que las organizaciones conservacionistas en gran medida no rindan cuentas, a pesar de que el derecho internacional las obliga a ellas y a sus donantes a obtener el consentimiento de los pueblos indígenas y a abstenerse de realizar proyectos que lesionen sus derechos.
Un modelo fallido diseñado para obtener beneficios
Expulsar a los pueblos indígenas no significa que la tierra esté vedada a todo el mundo.
En algunos lugares, los turistas adinerados pueden cazar trofeos pagando miles de dólares, mientras que la caza con fines alimentarios está prohibida para la población local. En otros lugares, se tolera el turismo y la extracción de recursos, como la “tala sostenible”, y las empresas se asocian con organizaciones conservacionistas. Cada vez más, las organizaciones conservacionistas y los gobiernos también utilizan las Áreas Protegidas para generar créditos de carbono, que se venden a empresas como Meta o British Airways para mejorar su imagen ecológica
“A ellos [Conservation International] sólo les importa la financiación y cómo gastarla... No les importa el bosque”. - Indígena kuy, Camboya
“Los turistas traen residuos de plástico que matan a nuestros animales. Esto nos preocupa, pero lo llaman conservación”. - Husain Swamy, Chenchu, India
Este doble rasero se justifica alegando que tales actividades generan fondos esenciales para sufragar la conservación. Las organizaciones conservacionistas afirman que necesitamos recaudar 700.000 millones de dólares al año. Pero un modelo diferente de conservación, que garantice los derechos de los indígenas sobre la tierra, consigue resultados de conservación iguales o mejores a mucho menor coste.
La conservación se ha convertido en una industria y las organizaciones conservacionistas en empresas. Perjudican a los menos responsables de la pérdida de biodiversidad y del cambio climático, al tiempo que atienden a los que impulsan la destrucción del medio ambiente.
Únete a la lucha: un mejor enfoque para la conservación de la naturaleza
Ayúdanos a detener esta forma de “conservación”, que destruye a los mejores aliados del medio ambiente. Es hora de adoptar un enfoque mejor, que reconozca el papel de los pueblos indígenas en la lucha por proteger sus propias tierras y que respete sus derechos. Eran expertos conservacionistas mucho antes de que se inventara la palabra “conservación”.
En muchos lugares del mundo, los pueblos indígenas han estado resistiendo a la conservación colonial de la naturaleza. Organizan protestas, cuestionan las falsas ideas sobre la “naturaleza” y exigen lo que les pertenece por derecho y por ley. Muchos se enfrentan a la violencia o la intimidación por su lucha. Durante más de 30 años, Survival International les ha apoyado y ha hecho campaña para poner fin a los abusos cometidos en nombre de la conservación. Esto es lo que tiene que ocurrir y lo que tú puedes hacer: