DIECINUEVE comunidades "pigmeas" denuncian a organizaciones conservacionistas por expulsiones y violencia

20 diciembre 2016

Ndoye, una mujer baka de Camerún. Solo en su comunidad se ha atribuido la muerte de cinco personas a guardaparques financiados por WWF. © Survival

Esta página se creó en 2016 y puede contener terminología en desuso.

En una protesta sin precedentes, diecinueve comunidades “pigmeas” en África Central han denunciado proyectos conservacionistas en sus tierras. Once de las comunidades han instado a los conservacionistas a que dejen de financiar patrullas antifurtivos que cometen abusos contra ellos.

El Fondo Mundial para la naturaleza (WWF) y la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS), dos de las mayores organizaciones conservacionistas del mundo, han favorecido la creación de áreas protegidas en la región, de las que pueblos indígenas han sido expulsados ilegalmente.

“Pigmeos” bakas y bayakas, y sus vecinos, han sufrido años de violencia, intimidaciones y abusos como consecuencia directa de estos proyectos de conservación en Camerún, el Congo y la República Centroafricana. Sin embargo, las organizaciones que hay detrás de estos proyectos, como WWF y WCS, no han rectificado y continúan financiando las patrullas.

Las tribus de la cuenca del Congo han vivido en las selvas de África Central de manera sostenible durante generaciones. © Selcen Kucukustel/Atlas

En una carta, unos bakas comentan: “¿Cómo vamos a sobrevivir en este mundo? A quienes dan dinero [a los conservacionistas] les decimos: ¿queréis que nos maten? Ya no vivimos bien”.

Por su parte, un grupo de bayakas del pueblo de Socambo dijeron: “A pesar del dinero que aportan para conservar la selva, nosotros no nos beneficiamos en absoluto. Nuestros ancestros vivieron perfectamente en esta selva (…) Por favor, piensen en nosotros, pobres indígenas, que necesitamos la selva. Estamos enfadados por cómo el proyecto nos ha separado de la selva”.

“Nosotros (…) sufrimos mucho a causa de la conservación. Los guardas nos amenazan, nos golpean, nos roban, incluso fuera del parque”, declaró un bayaka de Mossapoula, que agregó: “Aún así tenemos derecho a entrar al parque. Les pedimos que vengan a Mossapoula antes de continuar con su financiación para que puedan escuchar nuestros problemas y pedir nuestro consentimiento”.

Saki, una mujer bayaka cuyo marido fue hallado muerto en la selva. Por las pruebas encontradas en el lugar del suceso, la familia está convencida de que fue asesinado por guardaparques. © Survival

El jefe bakwele de Ndongo dijo: “WWF ha estado viniendo aquí desde 1996. Éramos muy felices. Pero ahora nos encontramos marginados y atormentados en todos los sentidos (…) Ahora sólo vivimos gracias al arroz, la verdad. Señor, sus guardas son muy, muy agresivos y no queremos que vengan aquí nunca más", y añadió: "En resumen, a los financiadores: si tienen proyectos, vengan al terreno ustedes mismos. Repito: sus agentes no están aquí para trabajar, sino para la corrupción. Los guardas se han convertido en los verdaderos furtivos. Ya no respetan los límites del parque. Ya no podemos entrar al parque”.

Los “pigmeos” se enfrentan a acosos y palizas, tortura e incluso muerte mientras se fomenta el turismo de caza mayor entre los que pagan por ella. Pueblos indígenas y tribales están siendo ilegalmente expulsados de buena parte de sus tierras ancestrales y forzados a vivir a los lados de caminos donde la pobreza y las enfermedades abundan. Han experimentado violencia y un deterioro drástico de su salud en nombre de la conservación de la naturaleza; mientras, WWF y WCS se asocian con empresas madereras como Rougier, CIB y SINFOCAM.

El director de Survival, Stephen Corry, manifestó: “Como demuestran estas poderosas declaraciones de ‘pigmeos’, los proyectos de conservación están resultando letales para los pueblos tribales de la cuenca del Congo. Tal como ellos lo ven, WWF y WCS les han arrebatado sus tierras, ignorado sus derechos y han seguido financiando a quienes cometen abusos contra ellos. WWF y WCS han convertido a los aliados naturales de la conservación en sus víctimas. Las grandes organizaciones conservacionistas realmente deberían empezar a escuchar a estas personas indígenas”.

El guardaparques camerunés Mpaé Désiré, acusado en 2015 de agredir a un baka, fue arrestado en 2016 por estar implicado en el tráfico ilegal de especies silvestres. © Facebook

Información de contexto
- WWF ha tenido un papel activo en la cuenca del Congo durante décadas. Survival planteó por primera vez sus preocupaciones sobre sus proyectos propuestos en 1991.
- La zona es el hogar de densas selvas tropicales y varias especies endémicas, como el pangolín gigante, el gorila occidental de llanura y el elefante de selva africano. Pueblos indígenas como los bakas o los bayakas han dependido y cuidado de este entorno durante generaciones.
- Según informes de la Unión Europea, en Camerún no se está llevando a cabo ninguna actividad maderera de forma legal. A pesar de ello, WWF se ha asociado con varias empresas que operan activamente en la región.
- WWF justifica la financiación, formación y equipamiento de los guardaparques en base a la necesidad de proteger la vida salvaje de los cazadores furtivos. Sin embargo, varios de estos guardas forestales han estado involucrados en casos de tráfico ilegal de especies silvestres. Este año, por ejemplo, un guardaparques llamado Mpae Desiré fue arrestado por participar en este tipo de tráfico ilegal.
- Un baka contó a Survival: “Los guardaparques solían abrir pequeñas latas de sardinas y las dejaban como cebo para atraer a leopardos, y poder cazarlos por sus pieles” Los pueblos indígenas que habitan las selvas tienen un conocimiento del entorno inconmensurable, pero WWF prefiere confiar en guardas armados y oficiales corruptos.

Los pueblos indígenas y tribales dependen de sus tierras, de las cuales han cuidado durante milenios. Sus tierras no son zonas vírgenes o despobladas. Las pruebas demuestran que cuidan su medioambiente mejor que nadie. Son los mejores conservacionistas y guardianes de la naturaleza. Deberían estar al frente del movimiento medioambiental.

Y sin embargo están siendo expulsados ilegalmente de sus tierras ancestrales en nombre de la conservación de la naturaleza. Las grandes organizaciones conservacionistas son culpables de apoyar esto. Nunca se pronuncian en contra de las expulsiones.

Las grandes organizaciones conservacionistas están asociadas con la industria y el turismo, y están destruyendo a los mejores aliados del medioambiente.

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