Los guaraníes temen un derramamiento de sangre inminente

31 octubre 2013

Hombre guaraní. Los pistoleros rodean a una comunidad guaraní y los intimidan con disparos. © Fiona Watson/Survival

Esta página se creó en 2013 y puede contener terminología en desuso.

Los indígenas guaraníes de Brasil temen un derramamiento de sangre inminente al verse rodeados por pistoleros que los intimidan con disparos. Los pistoleros han asesinado a varios líderes indígenas en los últimos años.

Los guaraníes han informado que los pistoleros, de la controvertida firma de seguridad Gaspem, han sido contratados por terratenientes de la zona y se han posicionado a unos 100 metros de distancia de los indígenas.

Un hombre guaraní presente en la escena ha dicho a Survival: “Esto es la guerra. Los pistoleros nos están amenazando y quieren matarnos. Quieren extinguirnos pero eso no va a suceder porque nosotros, los indígenas, somos fuertes y nuestros líderes espirituales están aquí. Queremos que el mundo sepa lo que nos está pasando”.

Según los guaraníes los pistoleros trabajan para la controvertida empresa de seguridad Gaspem, que ha sido calificada como milicia privada. © Survival International

Este mismo año la Fiscalía Federal del Estado ordenó la clausura de Gaspem, compañía a la que describió como una “milicia privada (…) que emplea la violencia contra los guaraníes (…) a manos de personas crueles designadas como ‘guardias de seguridad’”.

Este episodio de violencia se produce después de la reciente reocupación por parte de los guaraníes de una parte de su tierra ancestral, que les fue usurpada hace unos 40 años para dar paso a una hacienda ganadera.

Unos 500 guaraníes de una comunidad llamada Yvy Katu regresaron a su tierra a principios de mes, incapaces de seguir soportando las duras condiciones de hacinamiento que afrontaban en la pequeña parcela de tierra en la que sobrevivían desde 2004.

Miles de guaraníes en Brasil están presionando para que todo su territorio ancestral les sea devuelto, tal y como garantiza la Constitución brasileña, pero el proceso de delimitación territorial se ha estancado y fuerza a los guaraníes a seguir padeciendo malnutrición, enfermedad, violencia y a registrar una de las tasas de suicidio más elevadas del mundo.

Buena parte de la tierra guaraní la ocupan ahora extensas plantaciones de caña de azúcar que suministran este producto a grandes multinacionales, como la estadounidense Bunge.

Hasta la fecha, varios líderes guaraníes han sido asesinados por pistoleros tras la reocupación de parte de su tierra.

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