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Los bataks de Filipinas en riesgo de perder su tierra

La legislación gubernamental que prohibía sus métodos de agricultura tradicionales ha tenido un impacto muy negativo.

La campaña de Survival ayudó a suavizar parcialmente esta prohibición, pero todavía se enfrentan a la escasez de comida.

Los bataks viven en las selvas del norte de la isla de Palawan, en el oeste de Filipinas. Dependen de una mezcla variada de cultivos, caza, recolección y pesca.

Los bataks de Filipinas son un pueblo “negrito” y no se les debe confundir con los bateks, un pueblo cazador-recolector de la península de Malasia, o con los numerosos y étnicamente diversos bataks indonesios del norte de Sumatra.

Se cree que proceden de los primeros movimientos de población humana que cruzó los puentes de tierra que conectan el archipiélago de Filipinas con Asia hasta hace 50.000 años.

Numerosas amenazas

Un hombre batak recolecta miel en las copas de los árboles. © Dario Novellino/Survival

Hoy en día los bataks están amenazados por proyectos conservacionistas como la prohibición gubernamental de la práctica de la agricultura rotativa y la declaración de “zonas protegidas” dentro de sus tierras ancestrales.

Actualmente hay menos de 300 bataks, frente a los 700 que eran en 1990. El robo de tierra, la tala de árboles y la exposición a enfermedades suponen graves peligros.

La malnutrición crónica les ha hecho más vulnerables a enfermedades como la malaria, el sarampión y la tuberculosis.

Tienen además una tasa de mortalidad infantil muy elevada y tasas bajas de nacimiento. El bajo nivel de población de los bataks hace que muchas veces los jóvenes tengan que casarse con personas de fuera de su pueblo indígena.

La campaña de Survival

Cuando en 1994 el gobierno local declaró ilegal el sistema de agricultura rotativa de los bataks, la producción de arroz cayó en picado y los bataks estuvieron al borde de la extinción.

No les quedó más opción que recolectar y vender más productos de la selva, aunque esto significó un agotamiento general de sus recursos vitales.

Survival lanzó una campaña que consiguió suavizar parcialmente la prohibición. Las autoridades admitieron que los batak habían sido “afectados desfavorablemente por esta política”.

Survival está presionando para que se reconozcan los derechos de los bataks a vivir y utilizar sus propias tierras de acuerdo con sus deseos.

Tú también puedes unirte a este esfuerzo. Escribe una carta y ayuda a mantener la presión sobre el gobierno filipino. Tu voz puede ser crucial para la supervivencia de los bataks.

Modo de vida

Durante generaciones han combinado exitosamente la caza, la pesca y la recolección de productos de la selva con la agricultura rotativa.

Cultivan arroz, verduras y raíces, y en marzo, el momento más duro de la estación seca, queman los huertos.

Después de haber cultivado un campo, lo dejan en barbecho durante varios años. En abril, cuando llegan las lluvias, plantan en nuevos terrenos.

Un conocimiento profundo del arroz les permite reconocer y dar nombre al menos a 70 variedades diferentes. Las mujeres pescan con anzuelo y sedal, mientras la comunidad entera trabaja conjuntamente para capturar a los peces atontándolos con un veneno hecho a base de plantas.

La caza más preciada es el cerdo salvaje, que los bataks cazan utilizando perros y lanzas. Para comer también recogen hojas, fruta, tubérculos y cogollos de palma, y cañas de ratán y miel silvestre para vender.

Por favor, pide al Gobierno de Filipinas que deje a los bataks escoger cómo utilizar sus propios recursos. Escríbele una carta mostrándole tu preocupación.

Fracasos del Gobierno

Los problemas de los bataks no son nuevos. En 1956, tras la construcción de la primera carretera que atravesaba su tierra, llegaron numerosos colonos a la región. Los bataks tuvieron que abandonar sus asentamientos en las tierras bajas y retirarse a las colinas, menos fértiles.

En 1969 el Gobierno de Filipinas intentó reasentar a los bataks y convertirles en agricultores sedentarios. Aunque el plan fue un fracaso, el daño ocasionado fue muy grande.

En los años 70 a medida que crecía la demanda de productos de la selva, los batak se involucraron cada vez más en la economía monetaria y muchos se vieron atrapados por las deudas.

En los 80 las empresas madereras invadieron las zonas más remotas del territorio de los bataks, y talaron cantidades enormes de árboles “kauri”. Los bataks dependían de la resina de estos árboles que utilizaban para vender; ésta se había vuelto aún más importante después de que el Gobierno prohibiera la práctica de la agricultura rotativa en la que se basaba su subsistencia.

En 1997 el Gobierno filipino aprobó una ley denominada Indigenous People’s Rights Act (IPRA) [Ley de los derechos de los pueblos indígenas] para proteger su tierra y su modo de vida.

Sin embargo, la falta de voluntad política y los farragosos requisitos de la propia ley han hecho que apenas se ponga en práctica.

Lee más acerca de los retos a los que se enfrentan los bataks en el siguiente artículo de Dario Novellino.

Actúa ahora para ayudar a los bataks

*Por favor, escribe una carta a la presidenta de Filipinas expresando tu preocupación por la situación que atraviesan los bataks.

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