La violencia y la destrucción se intensifican en el territorio yanomami de Brasil y Venezuela
22 abril 2022
Cuatro yanomamis de Venezuela, tres hombres y una mujer, fueron asesinados a sangre fría el mes pasado por militares venezolanos. La tragedia ocurrió en Parima B, una comunidad yanomami donde hay una base militar. Los soldados dispararon contra un grupo de yanomamis a raíz de una discusión por problemas de acceso a Internet.
Durante el suceso, un joven yanomami de 16 años y el hermano de uno de los asesinados resultaron heridos y tuvieron que ser evacuados al hospital de Puerto Ayacucho, la capital del estado.
Estos asesinatos se producen en un clima de tensión creciente en el territorio. A pesar de las reiteradas demandas de los yanomamis a lo largo de la última década, las autoridades venezolanas apenas se han movilizado para detener la invasión de miles de mineros ilegales que operan en sus tierras y arrasan con ellas. Los militares, lejos de proteger a los yanomamis y su territorio de las invasiones, son acusados de beneficiarse del comercio ilegal de oro.
Esta catástrofe humanitaria está causando un daño incalculable a muchas comunidades. Según informes, los mineros obligan a las mujeres yanomamis a prostituirse y a los hombres a trabajar en la explotación minera de oro. La malaria está muy extendida y los equipos sanitarios apenas operan en el territorio por la crisis económica y política que afronta Venezuela, así como por la negligencia del Gobierno.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha condenado el ataque y ha pedido a las autoridades que desarrollen una investigación independiente sobre los asesinatos y que los culpables sean llevados ante la justicia.
La situación en el territorio yanomami de Brasil es tan dramática que se asemeja a una zona de guerra. Hutukara y Wanasseduume, organizaciones indígenas que representan a los yanomamis y a los ye’kwanas del territorio, difundieron este mes un informe estremecedor: ‘Yanomami under Attack’, que documenta la violencia, los abusos sexuales y los altos índices de malaria y envenenamiento por mercurio entre los yanomamis como consecuencia del impacto de la minería ilegal.
En él se constata que, entre 2016 y 2020, la minería ilegal de oro creció un 3.350%, y ahora afecta directamente a 273 comunidades yanomamis que suman 16.000 personas (un 56% de su población). En 2021 la minería aumentó un 46% en comparación con 2020.
La violencia sexual contra las mujeres yanomamis va en aumento: los mineros ofrecen drogas y alcohol a cambio de sexo y el informe hace referencia a varios casos de violación de mujeres yanomamis y de acoso a niñas.
Además, la salud de los yanomamis se está deteriorando a gran velocidad: "La extracción ilegal de oro ha provocado una explosión de casos de malaria y otras enfermedades infecciosas y contagiosas, con graves consecuencias para la salud y la economía de las familias”, dice el informe.
Bandas criminales armadas y violentas operan con impunidad en la región y muchas comunidades de las zonas de minería ilegal viven en estado de sitio permanente, ya que los mineros les intimidan y disparan constantemente. En 2020, dos yanomamis fueron asesinados por los mineros del oro y en 2021, al menos dos yanomamis no contactados habrían sido asesinados también por garimpeiros. En 2021, dos niños yanomamis murieron ahogados al ser absorbidos por una draga de extracción de oro.
Gran parte de la invasión está siendo fomentada por la retórica racista del presidente Bolsonaro y sus intentos de subvertir la Constitución y legalizar todas las formas de minería en los territorios indígenas. El alto precio del oro y los poderosos intereses económicos y políticos en la región agravan el problema. Sin embargo, en un golpe para Bolsonaro y sus aliados, un proyecto de ley para abrir la minería en los territorios indígenas ha sido pospuesto en el Congreso.
Un líder yanomami de Palimiu, una comunidad que ha sufrido repetidos ataques violentos, envió este llamamiento: “Vosotros, los no indígenas, los que vivís en tierras lejanas (…) ¡Tenéis que ver los yanomamis estamos sufriendo de verdad! (…) Queremos que los líderes de todo el mundo nos vean. ¡Estamos sufriendo junto con la selva! (… ) Ahora la selva ha muerto (…) ¡Han talado todos los árboles cuyos frutos comíamos! ¡Han cortado todos los grandes árboles! ¿Y quién lo hizo? Fueron los garimpeiros. ¡Nuestra tierra está completamente muerta! (…) ¡Así como la selva está devastada, nosotros también! ¿Por qué estamos en ruinas? ¡Fuimos arrasados por la minería! (…) Queremos que abran sus ojos. ¡Han acabado con todos nosotros!”.
Survival International ha protestado ante las autoridades venezolanas por el asesinato de los cuatro yanomamis, ha exigido que los militares sean juzgados y condenados por los asesinatos y recientemente se ha manifestado ante la embajada de Brasil en Londres, junto a otras ONG, contra la minería ilegal, la tala de árboles y las apropiaciones de tierras indígenas.