Muere el líder y último chamán de una pequeña tribu amazónica en Brasil

7 junio 2016

Pese a haber sobrevivido a ataques genocidas contra su pueblo, Konibu vivió con coraje hasta el final. © Lati Maraña/Survival

Esta página se creó en 2016 y puede contener terminología en desuso.

Konibu, líder y último chamán del pueblo indígena akuntsu, ha fallecido con unos 80 años de edad.

Deja tras de sí a los últimos cuatro indígenas akuntsus con vida, incluidas su viuda Aramira y su hija Inuteia, de los siete que sobrevivieron a la catástrofe del primer contacto.

Konibu se marchó de forma tranquila el pasado 26 de mayo, mientras reposaba en una hamaca dentro de su cabaña. Desde hace algunos años padecía problemas de corazón.

A pesar de haber sobrevivido al horror de varios intentos de aniquilar a su pueblo, todos cuantos conocían a Konibu percibían su inmenso carisma y gran determinación.

Fueron quizás esta fortaleza y coraje los que contribuyeron a mantener con vida a los siete únicos supervivientes akuntsus tras un devastador primer contacto en 1995.

Su rol como último chamán también fue importante para el grupo, para el que de forma regular realizaba rituales curativos. Asimismo acostumbraba a consumir rapé y tocar la flauta.

Altair Algayer, coordinador de la unidad de campo de FUNAI responsable de la protección de los akuntsus, describía a Konibu como “extrovertido; siempre alegre y sonriente a pesar de todas las atrocidades que padeció”.

Mira el vídeo La última danza de los akuntsus.

A Konibu le gustaba cantar canciones e invitaba a los visitantes a compartir su comida y su chicha (una suave bebida fermentada). Aunque como recalca Altair: “Tenía muchos recuerdos, pero muchas veces no quería contarlos o recordarlos”.

Estos recuerdos eran sin duda terribles. En los años 70 los pueblos indígenas de esta región fueron testigos de la catastrófica invasión de su selva amazónica. Poblaciones enteras fueron aniquiladas por la violencia de los foráneos y por enfermedades frente a las que no tenían inmunidad. Los ganaderos les usurparon vastas extensiones de tierra en connivencia con órganos estatales.

Konibu en su hogar en la Amazonia. © Marcelo dos Santos

En los años 80 se filtraron rumores de masacres de comunidades indígenas enteras a manos de ganaderos armados que deforestaban rápidamente las selvas. La película Corumbiara retrata gráficamente este drama.

En 1985 el trabajador de FUNAI Marcelo dos Santos halló en la zona restos de cabañas destruidas por excavadoras y flechas rotas, y obtuvo una orden de protección sobre un pequeño terreno denominado Omere.

Sin embargo, a pesar de las pruebas de masacres de indígenas aislados, que se encuentran entre los pueblos más amenazados del planeta, la orden fue revocada por Romero Jucá, el polémico presidente de FUNAI en aquel momento.

El senador Jucá renunció como ministro interino de Planeación el mes pasado después de que saliera a la luz una grabación secreta en la que discutía planes para detener la investigación sobre corrupción en la empresa petrolera estatal Petrobras, derrocando a la presidenta Dilma Rousseff, que actualmente está siendo sometida a un juicio político (o impeachment).

Los supervivientes akuntsus y sus vecinos los kanoês viven ahora en relativa calma en un territorio protegido por un dedicado equipo de trabajadores de FUNAI.

Con la muerte de Konibu, el genocidio de los akuntsus se va consumando, y pronto habremos perdido una importante parte de nuestra riqueza y diversidad humanas.

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