Se prohíbe a los pastores de renos de Mongolia cazar en nombre de la "conservación"
22 diciembre 2015
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Los dukhas, pueblo indígena nómada pastor de renos del norte de Mongolia, está luchando para alimentar a sus familias después de que se les prohibiera cazar en nombre de la conservación de la naturaleza. Su tierra fue declarada área protegida en 2013 y si se les descubre cazando deben pagar multas que no pueden permitirse, o afrontar una larga sentencia de prisión. También tienen que hacer frente a restricciones allí donde migren: ahora necesitan permiso para desplazarse a campamentos distantes.
El pueblo indígena dukha, que conforman unas 500 personas, es también conocido como tsaatan. Muchos han sido sedentarizados, pero unos 200 siguen siendo cazadores-recolectores nómadas. Migran con sus renos y viven en la taiga, en tiendas de lona que llaman alaci. Los dukhas mantienen un vínculo muy especial con los renos, de los que se sirven para trasladarse y para conseguir leche. Solamente sacrifican renos en caso de que sean muy viejos o en épocas desesperadas. Para alimentarse cazan animales salvajes como ciervos, jabalíes y alces, y recolectan patatas y bayas silvestres.
Los dukhas han cazado de forma sostenible durante generaciones, siguiendo sus propias y estrictas reglas que establecen la cantidad de animales que pueden cazar, así como cuándo y los lugares donde pueden hacerlo. Estas normas garantizan que no se caza en exceso, sino únicamente acorde a sus necesidades. La caza no es para ellos solo una forma de obtener comida: es una parte integral de su modo de vida.
Este pueblo realiza rituales chamánicos para mostrar su agradecimiento y pedir perdón al espíritu del animal tras una caza exitosa. “Nosotros decimos: ‘Muchas gracias, Madre Tierra, por darnos animales de tu riqueza. Deseo que todos estos animales regresen a ti aún más que ahora’. También ofrecemos parte de su carne al fuego, a la naturaleza y a los espíritus antes de comerla”, explicó un anciano dukha.
Los dukhas se preguntan por qué los foráneos les imponen estas restricciones en nombre de la conservación de la naturaleza, cuando ellos ya cuidan con esmero cómo cazan y protegen su tierra. Pruebas por todo el mundo demuestran que los pueblos indígenas y tribales cuidan de su medioambiente mejor que nadie. Son los mejores conservacionistas y guardianes del mundo natural.
En palabras de un anciano dukha: “Este es nuestro hogar. Hemos vivido aquí durante generaciones. Nos aseguramos de cuidar nuestra casa. ¿Cómo pueden los foráneos venir a decirnos que se protege con multas y listas mientras nosotros ya llevamos haciéndolo desde hace siglos?”.