Los últimos kawahivas

© FUNAI 2011

Los kawahivas son un pequeño grupo de indígenas no contactados que viven en la selva de la Amazonia brasileña. Son los supervivientes de numerosos ataques genocidas. Muchos pueblos indígenas han sido aniquilados en la región durante el último siglo por atrocidades semejantes.

Hoy en día, los kawahivas están a la fuga, huyendo de las invasiones constantes de su hogar en la selva por parte de madereros, mineros y terratenientes.

Corren el grave peligro de ser aniquilados a menos que sus tierras sean reconocidas y protegidas por las autoridades de Brasil.

Su territorio, conocido como Río Pardo, se encuentra en el estado de Mato Grosso, donde las tasas de deforestación ilegal son las más altas registradas en la Amazonia brasileña.

Río Pardo se sitúa en el municipio de Colniza, una de las regiones más violentas de Brasil. El 90% de los ingresos de Colniza proviene de la tala ilegal.

El drama de los kawahivas es tan grave que en 2005 un fiscal inició la primera investigación llevada a cabo en Brasil sobre el genocidio de un pueblo indígena aislado. Veintinueve personas sospechosas de estar involucradas en el asesinato de kawahivas, entre ellas un exgobernador estatal y un jefe de la policía, fueron arrestadas, pero posteriormente puestas en libertad. El caso sigue paralizado por falta de pruebas.

“Los © FUNAI

¿Quiénes son los kawahivas?

Los kawahivas son cazadores-recolectores nómadas.

Más allá de esto, es muy poco lo que se sabe de ellos ya que no tienen contacto amigable con foráneos. Podrían estar emparentados con una tribu cercana, los piripkura, dado que sus idiomas son similares, llevan cortes de pelo iguales y usan el mismo tipo de puntas de flecha para pescar.

Las tribus vecinas les llaman “baixinhos” (bajitos) o “cabeças vermelhas” (cabezas rojas).

Los kawahivas de Río Pardo son parte de un grupo más grande que se ha dividido gradualmente a medida que los foráneos invadían su tierra. Es probable que muchos fueran asesinados por foráneos que roban sus tierras y recursos o perecieran a causa de enfermedades como la gripe o el sarampión frente a las que no tienen inmunidad.

Un grupo de kawahivas ha sido monitorizado durante diecisiete años por el departamento de asuntos indígenas del Gobierno, FUNAI. En 2011 un investigador de campo los filmó y tanto adultos como niños parecían estar sanos.

Podrían existir todavía otros grupos de kawahivas no contactados escondidos en la selva.

Modo de vida

Como todos los pueblos indígenas, los kawahivas han tenido que reorganizar radicalmente su sociedad y adaptarse al entorno cambiante como consecuencia de la violencia y de la destrucción de su hogar selvático.

Antiguos claros en la selva sugieren que hace varias generaciones probablemente cultivaran maíz y yuca (mandioca) y llevaran una vida más sedentaria.

Pero en los últimos treinta años se han visto obligados a huir de las oleadas de ataques e invasiones y probablemente se hayan convertido en nómadas para sobrevivir. El último huerto en su territorio se encontró cuando una nueva carretera atravesó la región hace más de tres décadas.

Ahora los kawahivas se han visto obligados a adoptar un modo de vida nómada. Establecen campamentos temporales donde residen durante varios días antes de continuar su viaje evitando a los invasores.

Los trabajadores de campo de FUNAI que monitorean el territorio de Río Pardo han encontrado numerosas posesiones y utensilios de los kawahivas que arrojan algo de luz sobre su día a día.

Cazan animales salvajes como pecaríes, monos y aves, y pescan en los riachuelos de sus tierras. Recolectan frutas, nueces y bayas de la selva, y construyen complejas escaleras en los árboles para recolectar miel de las colmenas.

Arcos, flechas y restos de comida son prueba de la importancia de la caza de animales salvajes. En un campamento se encontraron montones de nueces de Brasil enterradas en el suelo.

Es probable que tengan mascotas, ya que se han encontrado plumas y pequeñas jaulas para periquitos.

Un descubrimiento inusual es el de vallas construidas con ramas de palmeras rodeando los campamentos. Estas podrían mantener alejados a los animales salvajes o evitar ataques de foráneos.

Amenazas

Poderosos grupos de presión de la región se enfrentan con los kawahivas. El territorio de Río Pardo es el objetivo de madereros, terratenientes, especuladores de tierra y mineros que han desafiado en repetidas ocasiones las órdenes de protección temporal conseguidas por FUNAI.

En 2005, madereros y políticos locales lograron convencer a un juez para que anulase una orden que protegía el territorio. Survival desarrolló una exitosa campaña para restablecerla.

Algunos madereros incluso presentaron un requerimiento judicial que cuestionaba la existencia de los kawahivas mientras un funcionario local anti-indigenista acusó a FUNAI de “plantar” allí a la tribu.

La maderera SULMAP amenazó a los trabajadores de campo de FUNAI lo que les impidió proteger el área. Los trabajadores de esta empresa también intentaron aterrorizar a los kawahivas con vuelos de avionetas a baja altura sobre su selva y abriendo caminos, carreteras y claros.

FUNAI ha encontrado rastros de actividad maderera a solo 70 metros de distancia de un campamento kawahiva, lo que dispara los temores de que los indígenas puedan haber sucumbido a una epidemia de alguna enfermedad introducida por los madereros.

Es vital para la supervivencia de los kawahivas que el territorio de Río Pardo sea demarcado oficialmente y ratificado por la presidenta de Brasil, y que de este modo se reconozca permanente como su tierra.

Acción

Los kawahivas están a punto de desaparecer para siempre y su genocidio se consumará a no ser que se respeten sus derechos territoriales.

Para poder sobrevivivr, su territorio, Río Pardo, debe ser demarcado y protegido urgentemente.

El decreto que autoriza la demarcación de Río Pardo lleva sobre la mesa del ministro de justicia desde 2013, pero no ha ocurrido nada debido a la oposición conjunta de quienes quieren seguir saqueando este territorio.

Y mientras tanto las invasiones ilegales aumentan a un ritmo dramático. Entre los años 2000 y 2011 se destruyeron 4.319 hectáreas de selva. Los kawahivas están rodeados, luchando por sus vidas.

Visualiza un breve vídeo con imágenes únicas de los kawahivas grabadas por agentes gubernamentales, y actúa ahora para hacer posible un futuro para los kawahivas.

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