Hace diez años el Tribunal Supremo de Botsuana dictaminó que los bosquimanos del Kalahari Central habían sido ilegalmente expulsados de sus tierras ancestrales. Reconoció su derecho a regresar y a vivir en ellas en paz.
Pero el Gobierno de Botsuana no quiso escuchar. ¿Cambiará de opinión a tiempo para el 50 aniversario del país?
Familias rotas
La mayoría de los bosquimanos todavía no pueden vivir libremente en su antigua tierra ancestral, en la Reserva de Caza del Kalahari Central.
Parejas han sido separadas y los jóvenes, al cumplir 18 años, deben solicitar permisos de un mes de duración para seguir viviendo junto a sus familias en la reserva.
Estas medidas se han vinculado a la infame “ley de pases” de Sudáfrica durante el apartheid. A menos que el Gobierno cambie su postura, en pocas generaciones ningún bosquimano vivirá ya en la reserva.

© Forest Woodward / Survival, 2015

© Forest Woodward / Survival, 2015

© Forest Woodward / Survival, 2015
Una sentencia de muerte
El Tribunal también sentenció que prohibir a los bosquimanos cazar en la reserva violaba la Constitución nacional y “equivalía a condenarlos a muerte.”
Pese a ello, el Gobierno impuso una prohibición de caza a escala nacional dejando a los bosquimanos a merced del hambre. Se los acusa de “furtivos” porque cazan para alimentar a sus familias, y el Gobierno utiliza tecnología militar para hacer cumplir una política de disparar en el acto contra cazadores.

© Dominick Tyler

© Forest Woodward / Survival, 2015

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