Indígena muere atropellado junto a su campamento
8 julio 2011
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Un hombre guaraní ha sido atropellado de muerte por un autobús en una carretera junto a la que acampa su comunidad desde hace casi una década.
La comunidad de los apyka’y vive en condiciones deplorables junto a una carretera tras haber sido expulsados de su tierra ancestral, que ahora ocupa una fábrica de etanol.
Los vehículos circulan a gran velocidad día y noche, y amenazan con atropellar a los guaraníes, especialmente a los niños que juegan fuera de las improvisadas viviendas.
La hija de nueve años del hombre que murió atropellado dijo: “A mi padre no se le puede aplastar así en la carretera, como a un armadillo o a un perro. Queremos justicia. Sin justicia, los niños moriremos uno a uno en esta carretera”.
Según se ha sabido, la fábrica de etanol de San Fernando ha impedido que la familia del fallecido lo entierre en su tierra ancestral.
“El cuerpo de mi hermano esperará todo lo que sea necesario. Vamos a enterrarlo en nuestra tierra, por la que luchó y murió. Murió en nuestra lucha por nuestra tierra ancestral… y será enterrado en ella”, expresaba un hermano del fallecido.
Las autoridades brasileñas tienen la responsabilidad de delimitar las tierras de este pueblo indígena, pero el proyecto se encuentra en punto muerto por la oposición de terratenientes y políticos a devolver tierra a los guaraníes.
Mientras tanto, miles de guaraníes viven hacinados en reservas superpobladas o en campamentos improvisados junto a las carreteras, mientras se les usurpa su tierra para haciendas de ganado y para la producción de soja y de caña de azúcar. Ésta última se utiliza para la creación de etanol, que a su vez se usa como biocombustible.
Tres guaraníes de la comunidad Laranjeira Ñanderu también murieron atropellados mientras vivían junto a una carretera. El mes pasado, esta comunidad guaraní reocupó su tierra ancestral en un acto desesperado.