Los matsés
Los matsés no conocen fronteras. Para ellos, la tierra que se extiende entre Brasil y Perú es un único territorio ancestral. Sus medios de subsistencia están cada vez más amenazados por un gigante petrolero canadiense.
Los matsés son expertos cazadores, especialistas en el uso de arcos y flechas: las varillas de las flechas están hechas con caña y decoradas con hilo de algodón y un tipo de hierba dorada. Sus presas incluyen monos araña, pecaríes de morro blanco, tapires, monos lanudos y armadillos. En la estación seca también recogen huevos de tortugas fluviales.
Los matsés fueron contactados por primera vez en 1969 por un grupo misionero estadounidense, que llegó a la región tras los enfrentamientos violentos entre los colonos locales que pretendían construir una carretera a través del territorio matsés, y los indígenas, que defendían su tierra.
Survival International está ahora haciendo campaña para garantizar que sus tierras no sufren la devastación de Pacific Rubiales, y que su supervivencia como pueblo queda asegurada.
© Christopher Pillitz
Los matsés también cultivan una amplia variedad de vegetales en sus huertos, entre ellos algunos alimentos básicos como plátanos machos y yuca.
“No comemos alimentos de la fábrica, no compramos cosas. Por eso necesitamos espacio para cultivar nuestra propia comida”, dice Antonina Duni, una mujer matsés.
© Survival International
Los matsés son los guardianes naturales de sus tierras.
Alternando los lugares donde cazan y pescan, evitan agotar el suelo y las poblaciones de animales y peces.
“La vida antes del contacto era increíble”, evoca un hombre matsés. “Solíamos vivir en una orilla del río y viajábamos al otro lado para cultivar nuestros huertos. Y cuando llegaba el momento, abandonábamos esos huertos y plantábamos otros en un lugar distinto”.
Ahora temen que la prospección petrolífera arruinará el medio ambiente. “El petróleo destruirá el lugar en el que nacen nuestros ríos”, dicen. “¿Qué pasará con los peces? ¿Qué beberán los animales?"
© Alison Wright/ www.alisonwright.com
El plátano es una parte esencial de la dieta de los matsés, y crece en casi todos los huertos.
Las mujeres matsés son las encargadas de hacer el chapo, una bebida dulce de plátano. La fruta madura se cocina y su tierna carne se exprime a través de un colador casero hecho con hojas de palma.
© Survival International
Los hombres y mujeres matsés a menudo usan veneno de rana antes de sus partidas de caza para provocar un sentimiento de claridad, visión y fuerza que puede durar varios días.
Se recoge el fluido de una rana verde que vive en los árboles frotando su piel con un palo y luego se aplica la excreción en pequeños agujeros que se han quemado en la piel del receptor.
© James Vybiral/Survival
El nënë, o polvo de tabaco, se sopla en la nariz de un hombre matsés para mejorar su fuerza y su energía.
© James Vybiral/Survival
Como muchos otros pueblos indígenas tribales, los matsés tienen un profundo conocimiento de cómo utilizar las plantas de la selva para curar enfermedades. Creen que las plantas y los animales tienen espíritus que pueden herir o sanar un cuerpo humano.
Un dolor de garganta puede estar causado por haber comido carne de mono aullador, y se puede tratar con una planta que se parece a la laringe del mono.
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Sin embargo, desde el primer contacto, muchos matsés han muerto de enfermedades como malaria, tuberculosis, desnutrición y hepatitis.
En la actualidad entre los mayores problemas de salud están los altos índices de infecciones por hepatitis B y D.
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El proyecto de la empresa petrolera canadiense Pacific Rubiales, valorado en 36 millones de dólares, incluye la construcción de cientos de líneas sísmicas a través de 700 kilómetros cuadrados de selva, y la excavación de pozos para buscar petróleo.
Esto afectará a las cabeceras de los tres principales ríos esenciales para las vidas de los matsés. Además, el Lote 135 se sitúa directamente en una zona que ha sido propuesta como reserva para proteger a las tribus no contactadas.
© Alison Wright/ www.alisonwright.com
Hay pueblos indígenas aislados que viven en las cercanías de los matsés tanto en Perú como Brasil. Durante la década de los 90, los madereros llegaron en masa al territorio matsés, lo que obligó a los indígenas no contactados a huir; hoy, según los matsés, están regresando poco a poco.
“Cuando los madereros invadieron nuestras tierras, los indígenas aislados desaparecieron de la selva. Ahora hemos expulsado a los madereros y los indígenas están retornando”.
“Pero la empresa petrolera los obligará a huir una vez más”.
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Aunque los matsés se han opuesto repetidamente a que las empresas operen en sus tierras, sus protestas han sido ignoradas.
“Enviamos cartas al Gobierno rechazando a la empresa petrolera pero no recibimos respuesta”, dijo a Survival Antonina Duni Goya Nesho. “Díganle al mundo que los matsés nos mantenemos firmes en nuestra postura en contra de la empresa petrolera. No la queremos en nuestra tierra”.
El actual apoyo de Survival a la campaña de los matsés trae esperanzas a los indígenas. La Reserva del Valle del Javarí para pueblos indígenas no contactados y otras tribus, que es el hogar de los matsés en la parte brasileña de la frontera, fue demarcada en 1988, después de una campaña internacional de Survival. En la actualidad es el segundo territorio indígena más grande de Brasil, después del Parque Yanomami.
© Survival International
“Gente de fuera que viene aquí no puede dirigir a los matsés”.
“Nosotros tomamos nuestras propias decisiones. Ustedes no nos pueden coaccionar”.
Antonina Duni, mujer matsés.
Para ayudar a los matsés a proteger su tierra y su futuro, por favor envía un email al presidente de Pacific Rubiales a través de la web de Survival International, pidiéndole que abandone el territorio de los matsés antes de que sus vidas sean destruidas para siempre.
© Survival
Lo atraviesa un río. Aproximadamente 2.200 indígenas matsés (llamados “mayorunas” en Brasil) viven en la ribera del río Yaquerana, que delimita la frontera internacional entre Brasil y Perú. Para ellos, la tierra a ambos lados de la frontera forma un único territorio ancestral: “No conocemos fronteras”, dicen.
En la actualidad, sin embargo, los matsés están en riesgo de perder sus tierras por culpa de la empresa petrolera Canadiense Pacific Rubiales, que planea construir cientos de kilómetros de líneas sísmicas a través de su hogar en la selva y excavar pozos de exploración.
“Nuestros antepasados siempre nos dijeron que los foráneos inician los conflictos”, explicaba Marcos, un hombre matsés. “Como durante la fiebre del caucho, van a venir de nuevo para causar conflictos entre nosotros”.
© Christopher Pillitz
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